He vuelto a los poemas de Luisa después de un descanso. Intenté traducir la sección titulada “Ausencias y presencias”.
También yo he tenido que hacerlo y tengo que lidiar con la ausencia y presencia de una persona que no era solamente una simpática conocida que veía durante las vacaciones, sino una persona por la que tenía sentimientos de amistad, creo correspondidos.
Es doloroso leer unos poemas en los que expresaba esperanza y que estaban tan cerca de su muerte.
¡Qué difícil es mantener el hilo de nuestra vida, no salirnos del tiempo, cuando se acerca el fin de nuestro tiempo! Luisa oscila entre ausencias que no son sólo recuerdos dolorosos y atroces, sino laceraciones del cuerpo, y momentos de suspensión en los que es posible dialogar con aquello y con quienes han desaparecido y así vuelven a estar presentes.
Hay otros momentos en los que la situación en que estamos es un puro horror de la nada y del vacío. Lo que se ha ido y vuelve puede ser demasiado invasivo; entonces es mejor lanzarte a la vida para evitar que lo que vuelve sea solo un fantasma del pasado cargado de muerte:
“Memorias de lo que se ha ido y vuelve, un rostro que descubre como delicia entreabierta -levemente presentida-aunque, mejor vivir!”.
Creo que la percepción del límite nos permite “ enhebrar el hilo de la historia ”.
El límite es lo que nos permite entrar en contacto con nuestro núcleo vivo, y detenernos, aunque sea brevemente, en esos momentos mágicos que detienen el tiempo y en los que lo efímero se vuelve eterno. Es la humilde retama del poeta Leopardi, que vive en las faldas del Vesubio; sabe que puede ser barrida en cualquier momento, pero hace de su precariedad el sentido de su vida. “Siempre me fue querido este cerro solitario, y este seto, que a la mirada excluye gran parte del último horizonte ”. El «infinito» de Leopardi, que para mí es uno de los puntos más altos de la poesía universal, sitúa el límite que nos pone en contacto con la eternidad, que anula el tiempo, para que «las pasadas estaciones» y «la presente y viva (estación) y el sonido de ella ” puedan coexistir fuera del tiempo y estar vivas.
Guido Tonelli, en su último libro divulgativo de física cuántica “Tiempo.El sueño de matar a Cronos”, escribe al final: “ El tiempo de nuestra existencia … nos hes dado sin contrapartida. Grande o pequeño, es un patrimonio que nos ha sido confiado sin condiciones … Un mecanismo biológico y material mucho más grande que nosotros ha permitido que seamos parte de este largo ciclo de alternancia de vida y muerte. Una vez que hemos entrado, por pura casualidad, en el ritmo de las genealogías, sólo deberíamos ocuparnos de hacer un buen uso del tiempo que se nos ha dado ”.
También pienso en el testamento espiritual de Oliver Sachs que da las gracias por haber vivido como un como un ser con consciencia.
Claudio Miglioli